Me gusta abusar de gente más pequeña que yo

 

 

 

::ATENCIÓN:: ((Este artículo está escrito en broma. (Animus Iocandi). Por otro lado, en él describo al prototipo de abusador desgraciado que, lamentablemente, todos se encuentran alguna vez en la vida)) A veces siento la necesidad de desahogar mis frustraciones con otras personas... así que por lo general, mi objetivo siempre apunta hacia gente [mucho] más baja que yo.

No me importa si son hombres o mujeres: mi instinto de supervivencia me impide humillar o pegarle a personas de mi propio tamaño.

Me he convencido a mí mismo de que no abusar de los más bajos significaría ser un ignorante que no ha leído nada sobre la teoría evolutiva de Darwin y que por lo tanto va en contra de la naturaleza.

Por lo general, muchas personas dicen que pegarle a los demás es de criminales, y que denota mal carácter o hasta falta de inteligencia: falso falso y falso. ¿Por qué hay tantos abusadores en la escuela? Porque abusar de un ser más débil es una de las cosas más sabrosas del mundo.

Yo lo disfruto mucho, y no me da vergüenza reconocerlo. Desde el bachillerato (hace años) hasta la universidad (en la actualidad) me he buscado a algún amigo bajito con el único propósito de poder abusar de él ni bien lleguemos a cierto nivel de confianza.

La sensación de poder que uno siente es arrebatadora, y cuando lo has experimentado una vez, ya no puedes parar más.

Por no decir que es mucho mejor abusar de alguien de baja estatura porque los golpes, por lo general, le hacen más daño que a la gente normal.

Al principio, como no estaba muy acostumbrado a abusar de otros y sentía algo de temor, propinaba golpes moderados en el brazo, o apretaba suavemente el punto sensible que tanto daño hace entre el cuello y el hombro... pero los gritos de dolor y las miradas de miedo me hicieron adicto.

 

Dios puso en el mundo a gente con ciertas características físicas para que todos los demás podamos darnos un gustazo

 

 

Aquí entre nos, quiero confesar algo: a menudo lo hago también para sentirme más hombre.

Especialmente cuando hay público... me gusta que la gente vea, y siento que impresiono a las chicas (aunque casi siempre se me quedan viendo con mala cara) pero sé que en el fondo les gusta, o por lo menos, quiero creer que les gusta.

También ayuda a sustentar todas esas fantasías en las que soy superior al resto del mundo. La gente pequeña me brinda un servicio del que ya no puedo prescindir, y en el fondo este es mi homenaje a ellos.

Recuerdo que una de las primeras cosas que pedí de Navidad fue que me compraran un enano. Quería pegarle a uno. Tal vez hubiese cubierto otras de mis necesidades básicas... por lo que posiblemente lo hubiese violado también.

Aquí y ahora, aprovecharé para decirlo. A todos los enanos y gente baja del mundo: gracias.

 

 

 

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7 de diciembre de 2005

¿A ti también te gusta abusar de la gente pequeña? Escriba a diariodedross@gmail.com

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